Monday, August 13, 2007

RECOMENZAR

A mi me encanta cómo es el Señor, siempre nos da la opción de regresar a él y de volver a empezar. No me imagino mi vida sin las oportunidades que me ha dado Dios de ser una mejor persona o sin las veces que me ha perdonado siendo yo tan indigna. Así mismo, por ese ejemplo que vemos en el Padre de las veces que levanta al justo, de la serpiente de bronce en el desierto, de la venida de Cristo al mundo caído a causa del pecado del hombre, Él espera que andemos en Sus obras de “MISERICORDIA” y podamos hacer igual con nuestro prójimo.

La misericordia es algo que nos cuesta practicar. Queremos para los demás justicia y juicio, pero nosotros pedimos un chance u otra oportunidad. Nos cuesta aplicar la gracia para otros, pero queremos GRACIA y demandamos MISERICORDIA. Eso no hace más que poner de manifiesto la percepción incorrecta de lo que realmente somos, infieles pecadores inmerecedores de la piedad y las bendiciones del Señor. Un pastor que conozco define la Gracia como aquello que Dios me da que no merezco y la Misericordia cuando Dios NO me da lo que merezco. Es decir, yo no merezco nada bueno pero Dios por SU GRACIA me da sus bendiciones y lo malo que sí merezco me es absuelto por SU MISERICORDIA.

Ser misericordiosos no es algo muy natural en los seres humanos, podemos ver un ejemplo muy claro en la parábola que mencionó Jesús acerca de dos deudores. Las parábolas por lo general nos ayudan a entender mejor las enseñanzas de Jesús, algunas causan alegría, otras temor, otras indignación... Pero ésta es la que más me indigna, y trata de un hombre cuya deuda millonaria le fue perdonada, pero mandó a la cárcel a uno que le debía unos cuantos pesos. ¡Que inhumano!, ¡ Que cruel!. No obstante, pensándolo bien, así mismo me comporto yo, no bacilo en crucificar a otros mientras tengo justificación por la cruz de Jesús. No aplico la misericordia que se me aplica a Mí.

TEORÍA VS. PRÁCTICA

Con lo último que he estado batallando en mi vida es "La Teoría vs. La Práctica". Le he pedido a Dios que me haga vivir lo que predico y lo que creo correcto. Hablo continuamente sobre igualdad y sobre el amor de Cristo, sin embargo no estoy dispuesta a aceptar en mi grupo de amigos a alguien que no llena “mis estándares”. Me encuentro hablando sobre la obediencia a los padres, mientras le falto el respeto a los míos. Otro día puede ser que esté hablando sobre el perdón, y en mi corazón todavía tengo resentimiento contra mi irritante vecino.

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A mí se me ha hecho muy difícil hacer lo que sé que está bien, y batallo a favor de lo que creo correcto y lo que defiendo frente a los demás, pero se me dificulta aplicarlo en la vida práctica. Es en lo práctico que fallo, en el día a día, no sólo en las situaciones extremas donde evidentemente me veo probada a comportarme como hija de Dios. Me voy aún más lejos...
¡Aún escribiendo esto se me hace difícil pensar que soy YO quien padezco de todo este MAL!

No obstante, puedo confiar en la misericordia de Dios, la cual me invita a recomenzar. Dice la Biblia que HOY el Señor nos ofrece misericordia y mañana por igual. SI HOY DECIDO RECOMENZAR, Dios ya olvidó mi falla de ayer. La palabra siempre hace énfasis en el HOY, hoy Dios
nos da la opción de regresar a Él y de volver a empezar. No me imagino mi vida sin las oportunidades que me ha dado el Señor de ser una mejor persona o sin las veces que me ha perdonado siendo yo tan indigna.




HAce un añO!

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