¡Muy Bien! Creo que ya este será el 3er y el último episodio de la serie “¿Esposa o Ramera?” Pero eso no quiere decir que jamás escribiré de estos temas. (Eso es lo bueno de este medio, que me puedo desahogar de lo que quiera y como quiera)
Dicho eso, no quisiera terminar sin describir algunas realidades que ponen de manifiesto la falsa “espiritualidad” que a veces vivimos. A mi me encanta observar los acontecimientos que ocurren en la iglesia para analizarlos, y puede ser que no sea la única que los note pero quizás otros ni se den cuenta. Lo hago sólo por el ejercicio de observación que hago, no por crítica o por atacar a nadie.
Algunos crecemos en la iglesia, asistimos regularmente o vamos los domingos y creemos que la forma como funcionan ciertas cosas dentro de ella es la correcta, simplemente porque se nos han enseñado así. Sin embargo me atreví a exponer algunas de éstas (que conste que sólo son algunas) y les aseguro que de ninguna salgo irresponsable.
A continuación, lo que he llamado: “Mentiras sobre la iglesia y la vida cristiana”.
1) Lo espiritual sólo se encuentra en la iglesia. Orar, alabar y estudiar la palabra son las únicas expresiones espirituales.
Todo aquello que alimente el espíritu es espiritual, pero al parecer la palabra espiritual tiene pegada una etiqueta que dice “Místico”, “Pelos de punta” o “Emocionante”.
2) El Pastor siempre tiene la razón (discúlpenme los pastores que aprecio y respeto mucho ;)
Muchos caemos en el error de pensar que el pastor es infalible, que lo que diga eso es, olvidándosenos lo que dice la Palabra acerca de aquel que pone su confianza en los hombres. En nuestra condición humana es natural que fallemos y que hagamos y digamos cosas equivocadas, así que el Pastor aunque es el siervo especial que es con una labor extraordinaria como la que tiene, puede equivocarse y hasta decepcionarnos. Puestos los ojos en Jesús…
3) Mientras más aburrido, más espiritual.
En el culto, si la alabanza, el mensaje, o la oración son para dormirse los consideramos más espirituales y solemnes, de hecho si te da sueño es porque eres un/a carnal, no porque está aburrida la prédica.
4) Siempre hay que decir AMÉN en voz alta cuando el predicador dice algo "poderoso".
Para algunos predicadores es una ofensa que no se diga AMEN en una prédica. El decir Amén, es una convicción personal, “estoy de acuerdo”, “sí lo creo”, “Así sea” lo cual se puede hacer en cualquier volumen. El problema de esto es que se vuelve una rutina, una muletilla el decir “Amén” y no debe ser.
5) Estar depresivo, triste o muy pensativo es evidencia de estar en pecado.
Ok, todos somos pecadores y eso es lo que nos diferencia de Cristo (entre otras cosas…jiji), pero cuando se dice “estar en pecado” es tener una rutina de pecar, sin arrepentimiento, sin redirección.
Muchas veces nos sentimos humanamente cansados, hartos, hastiados, irritados, o nos pasan cosas que nos entristecen, eso no quita que el gozo del Señor sea nuestra fortaleza. Porque como decía el Apóstol Pablo en 2da corintios 4, “8que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados, 9perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos.”, si conocemos de dónde viene nuestro socorro, aún en medio de la tristeza o la depresión podemos estar confiados.
También es gracioso, como hay hermanos que van a orar por ti, sólo porque estás quizás meditando cabizbajo o reflexionando. Algunos, interpretan ciertas posturas como signos de que uno está muy mal, que ha cometido un pecado grave. Claro… La oración siempre es bien recibida.
Muchas veces nos sentimos humanamente cansados, hartos, hastiados, irritados, o nos pasan cosas que nos entristecen, eso no quita que el gozo del Señor sea nuestra fortaleza. Porque como decía el Apóstol Pablo en 2da corintios 4, “8que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados, 9perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos.”, si conocemos de dónde viene nuestro socorro, aún en medio de la tristeza o la depresión podemos estar confiados.
También es gracioso, como hay hermanos que van a orar por ti, sólo porque estás quizás meditando cabizbajo o reflexionando. Algunos, interpretan ciertas posturas como signos de que uno está muy mal, que ha cometido un pecado grave. Claro… La oración siempre es bien recibida.
6) Mientras más descuidados físicamente estamos, somos más espirituales.
Uy! Esto suele pasar más en las mujeres. Si vemos a una mujer en falda larga, sin maquillaje, con los cabellos sin arreglar, le damos más credibilidad que a una que ande bien arreglada. Asociamos, quizás hasta inconscientemente, la espiritualidad con el desaliñe.
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Estos son sólo algunos de los fenómenos que he observado, con los que puedo ilustrar mi punto. Ya es tiempo de sacarle los pies a la rutina y a que otros piensen por nosotros. Llegamos a la iglesia, ¿Hay que servir? Servimos, ¿Hay que predicar? Lo hacemos, ¿Hay que decir “Amén” y “Gloria a Dios” durante toda la prédica? Lo decimos. ¿No se pueden escuchar ciertos artistas cristianos? No los escuchamos. Pero lo más grande es que si nos preguntan por qué hacemos o dejamos de hacer ciertas cosas, muchas veces no sabemos responder.
Como la iglesia de Cristo que somos, nuestra preocupación debe ser el tener una relación personal con nuestro Señor, Él nos llevará a toda verdad y a una vida plena en el gozo de SU salvación. Y si decimos Amén es porque creemos, si gritamos Aleluya es porque queremos dar la alabanza a Dios, si levantamos nuestras manos es porque le entregamos nuestro todo al Señor. Para Dios la sinceridad es muy importante y creo que esta actitud nos permite conocer de Él más profundamente.
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Estos son sólo algunos de los fenómenos que he observado, con los que puedo ilustrar mi punto. Ya es tiempo de sacarle los pies a la rutina y a que otros piensen por nosotros. Llegamos a la iglesia, ¿Hay que servir? Servimos, ¿Hay que predicar? Lo hacemos, ¿Hay que decir “Amén” y “Gloria a Dios” durante toda la prédica? Lo decimos. ¿No se pueden escuchar ciertos artistas cristianos? No los escuchamos. Pero lo más grande es que si nos preguntan por qué hacemos o dejamos de hacer ciertas cosas, muchas veces no sabemos responder.
Como la iglesia de Cristo que somos, nuestra preocupación debe ser el tener una relación personal con nuestro Señor, Él nos llevará a toda verdad y a una vida plena en el gozo de SU salvación. Y si decimos Amén es porque creemos, si gritamos Aleluya es porque queremos dar la alabanza a Dios, si levantamos nuestras manos es porque le entregamos nuestro todo al Señor. Para Dios la sinceridad es muy importante y creo que esta actitud nos permite conocer de Él más profundamente.