Anoche no podía dormir. Vacilaba en mi cama, tambaleaba por dentro, tanto que también mi cuerpo lo hacía. Aún pensando en cosas lindas, no podía estar en paz. Mi realidad me golpeaba, mis compromisos, mi condición, mis lazos y mi futuro. De pronto eran las 6:45 de la mañana y mi despertador sonó (Mi refugio es El, mi fortaleza y mi fe.... una canción alentadora que puse como timbre en el despertador de mi celular), al parecer había logrado dormir un poco. Sin embargo cuando desperté, ahí seguían mis preocupaciones, porque todavía respiraba.
Mis problemas y preocupaciones me han ayudado a ver la vida de una forma diferente a como estaba acostumbrada. He escuchado a gente decir "esto no es vida..." y hasta yo lo he dicho repetidas veces, no creemos que la buena vida pueda estar relacionada con precariedad física o espiritual, pero vivir es precisamente eso. No es un lugar al que debemos llegar, sino el lugar dónde estamos, ese día a día es vivir. Los problemas te enseñan a buscar soluciones y a tener fe, la debilidad te enseña a depender de Dios, los errores te enseñan a ser humilde de corazón, la caída te enseña a levantarte y allí es precisamente donde el Poder de Dios se perfecciona, en nuestra imperfección, no necesariamente en nuestras azañas.
He podido apreciar la dimensión de la realidad donde te sales de la vida y estás en la eternidad, allí se ve claramente la temporalidad de lo actual y la grandeza de Dios. Allí se ven las cosas que relamente cuentan, el tiempo que se puede acumular en función de lo eterno versus el que se puede perder en cosas vanas, allí donde las pesadillas y el insomnio no tienen sentido si comfiamos. Aunque quizas hoy tampoco duerma, Dios sabe si mañana.
Nota: No Fue anoche que no podía dormir..
1 comment:
Tu escrito me ha bendecido, muchas gracias.
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